
El guerrero que forjó su destino en las MMA
Un origen marcado por el orgullo y la identidad
Nacido el 6 de septiembre de 1994 en Louvain-la-Neuve, Bélgica, Stéphane Sebisaho-Lubambo, más conocido como “Vibranium Blood”, lleva con orgullo sus raíces africanas. Su padre es originario del Congo y su madre de Burkina Faso, dos culturas que han sido una parte esencial de su identidad y que hoy representa con honor dentro del octágono.
Desde pequeño, soñaba con ser futbolista, pero la vida lo llevaría por un camino distinto. Su madre, preocupada porque era un niño de baja estatura y solía enfrentarse a compañeros que intentaban hacerle bullying, decidió inscribirlo en karate. Fue su primer contacto con las artes marciales, aunque en aquel momento aún no imaginaba que marcaría su futuro.
Del fútbol a los deportes de combate
Aunque el karate fue su primer arte marcial, su pasión por el fútbol lo llevó a dejar los tatamis. Sin embargo, con el tiempo, entendió que su destino no estaba en los estadios, sino en el mundo de los deportes de contacto. A los 16 años, empezó a entrenar boxeo y kickboxing, aunque al principio lo hacía solo como un pasatiempo, sin la intención de competir.
Fue en esa misma época cuando descubrió las MMA a través de la UFC, con leyendas como Lyoto Machida, BJ Penn, Anderson Silva y Fedor Emelianenko. La disciplina, la técnica y la mentalidad de estos peleadores despertaron en él una nueva inquietud: quería aprender grappling y jiu-jitsu brasileño, consciente de su importancia en las artes marciales mixtas.
Un viaje que lo cambió todo: el Climent Club y la inspiración definitiva
Mientras estudiaba traducción, Sebisaho entrenaba jiu-jitsu como un hobby, pero todo cambió en 2017, cuando realizó un intercambio universitario en Alicante, España. Allí conoció el Climent Club, un gimnasio donde entrenaban Ilia y Alex Topuria, Pepe Torres y otros luchadores que en ese momento ya competían profesionalmente, cuando las MMA aún no tenían la popularidad actual en Europa.
“Fue ahí cuando nació en mí la voluntad de convertirme en luchador profesional”, confiesa. Ver de cerca a peleadores que ya estaban compitiendo le hizo entender que ese era su camino.
Cuando terminó su Erasmus, regresó a Bélgica, pero la idea de ser peleador ya estaba arraigada en él. Solo tres meses después, tomó la decisión más importante de su vida: regresar a España y dedicar su vida al entrenamiento para perseguir su sueño.
Los primeros pasos en la competición
Los primeros dos años en Alicante los dedicó exclusivamente a entrenar y competir en BJJ, perfeccionando su técnica en el suelo. Estaba a punto de debutar en MMA cuando la pandemia del COVID-19 detuvo su progreso.
Finalmente, en 2021, hizo su debut amateur en el Campeonato de España en Marbella, un paso crucial en su carrera. Tras algunas peleas en el circuito amateur, decidió dar el salto al profesionalismo en abril de 2023, enfrentando al experimentado Wilbert Huaman.
La primera derrota y el punto de inflexión
Después de un par de victorias como profesional, llegó el momento más difícil de su carrera: su primera derrota. Enfrentó a Nacho Campos, quien le arrebató el invicto en su tercera pelea profesional.
Lejos de desmotivarlo, esta derrota lo hizo reflexionar sobre su futuro. “Sabía que si quería convertirme en un gran nombre, tenía que dedicarme al 100% a este deporte”, afirma. Fue entonces cuando tomó la decisión de dejar su trabajo y enfocarse completamente en su carrera como peleador.
2024: Un año de transformación y gloria
El año 2024 comenzó con una nueva derrota, pero fue también el año en el que consolidó su nombre en el circuito profesional. Su esfuerzo, sacrificio y determinación lo llevaron a ganar la primera edición del Ultimate Warrior, convirtiéndose en el primer campeón de peso gallo de la promotora WAR.
Este título representó mucho más que un cinturón. Era la confirmación de que su camino estaba bien trazado y que había tomado la decisión correcta al apostar todo por su carrera en las MMA.
Más que un peleador: Un mentor para la nueva generación
Además de su carrera como luchador, Sebisaho también es profesor de BJJ y MMA infantil en el Climent Club, junto a su compañero Leo Climent. Enseñar a los más jóvenes es algo que lo llena de satisfacción, pues le permite compartir su conocimiento y formar a la próxima generación de peleadores.
Para él, las artes marciales no son solo una forma de competir, sino un estilo de vida que le ha enseñado disciplina, humildad y perseverancia.
El futuro: 2025 y el sueño de llegar a la UFC
Actualmente, su récord oficial es de 5-1, con dos victorias adicionales en Ultimate Warrior, aunque estas se consideran exhibiciones. Pero su historia apenas comienza.
“Este 2025 es un año clave para mí. Mi meta es seguir defendiendo mi título y dar el siguiente paso hacia la mejor organización del mundo: la UFC”, declara con firmeza.
Con el talento, la mentalidad y el hambre de gloria que lo caracterizan, Stéphane “Vibranium Blood” Sebisaho sigue escribiendo su historia, con la mirada puesta en el octágono más grande del mundo.